Nunca he sido un gran fanático de las siestas. Me gusta alimentar mi día, cansado o no, y hacer todo lo que necesito hacer.
Por alguna razón, dormir un poco por la tarde siempre significaba pereza para mí. O, tal vez, la razón más importante es que sufro de FOMO. Porque van a pasar muchas cosas en un lapso de 30 minutos, ¿verdad?
Resulta que mi tendencia a evitar tomar un descanso cuando lo necesito, en un valiente esfuerzo por hacer más, en realidad me está haciendo menos eficiente.
Mire el video de la Revista de Nueva York a continuación para obtener más información sobre los datos que demuestran que la siesta puede ser clave para su productividad.