Como perfeccionista, sé que la lucha por presentar siempre un trabajo perfecto es real. No puedo ser la única persona que me castiga por errores menores.
Pero, aunque sé que soy demasiado duro conmigo mismo, sigo pensando que luchar por la perfección es una estrategia profesional inteligente. De hecho, estoy aprendiendo que todo se trata de equilibrio. El truco es asegurarte de que los objetivos que te estás planteando sean realistas. Si sabe exactamente de qué estoy hablando, probablemente se identificará con la siguiente infografía.